En la final de la Liga Queer Infantil: “Debemos aceptar que el panorama del fútbol está evolucionando y volver a pensar en compartir”

Sin gradas, sin banquillos. Solo una línea blanca separaba a los aficionados de los jugadores. La final de la Petite Ligue Queer, organizada por el club FC Paris Arc-en-Ciel, debía jugarse en julio, pero era demasiado complicado coordinar los horarios. No importa: el lunes pasado por la noche, en el estadio Louis-Lumière (distrito 20 de París), con el viento de septiembre, el primer partido de la temporada será una final. Seis contra seis, el Gadji FC contra el Médusa SC, dos clubes femeninos y queer, camiseta rosa contra camiseta negra. "Marcará la pauta de lo que viene...", suspira Mélissa, de 34 años, la socia de mayor edad del club de fútbol Médusa SC, algo nerviosa. Lesionada en la rodilla, permanece al margen: "Los partidos oficiales son bastante intensos, no quiero agravar mi lesión". En el campo, ya hay movimiento. Los Gadji se estiran, los Méduse trotan. Padres, amigos, desconocidos de la Porte de Montreuil, unas sesenta personas acudieron a la ocasión. Palomitas, cervezas y la mirada fija en el campo. «Nunca había habido tanta gente», se alegra Mélissa. La final enfrenta a dos clubes emblemáticos de un fútbol que se reinventa . Aquí, la victoria cuenta, pero «también hay un interés social y político».
Libération